Por desgracia, para mi pena, para mi amargura, para mi tristeza, ya no eres diferente de las demás: todas me despreciáis, me ignoráis, me rechazáis, me obviáis, pasáis de mí. Fuiste diferente, muy diferente, inmensamente diferente a todas las demás, pero ya no.
Sé que cometí muchos errores, María Tengoku, contigo, lo sé. En este aspecto, sólo tengo la tranquilidad de que los primeros errores fueron tuyos, al fijarte en mí, al encapricharte conmigo. Por eso es que mi conciencia está tranquila, porque no fui yo el que empezó todo esto.
He escrito que fuiste "especial, única, distinta, incomparable"... Pero no puedo poner que fuiste fascinante, porque lo sigues siendo, porque, para mí, esa palabra es la que mejor te sigue definiendo, aunque ya no sientas nada por mí. Porque yo te sigo queriendo, a pesar de todo, a pesar de que seas imposible (otra vez), para mí. Te sigo y te seguiré queriendo, porque eres la única en toda mi vida que me ha hecho sentir como me has hecho sentir tú, aunque no pasara nada realmente.
Que Dios os guarde y cuide a todos los tuyos, María Tengoku, bendita seas siempre, que seas muy feliz. Aunque sea sin mí.