Haciéndome a la idea de que no voy a volver a encontrar un nuevo escrito tuyo en mi correo electrónico; haciéndome a la idea de que nunca volverás a contactar conmigo; haciéndome a la idea de que la triste, dura, difícil, amarga, penosa y doloroso resto de vida que me quede, no te puedo volver a tener cerca; haciéndome a la idea de que no voy a poder volver a sentirte.
Hay mucha tristeza en mi interior; se ha acumulado mucho y, verdaderamente, no sé soy voy a poder soltarla. La única forma son estos escritos que, aunque sea en escasa medida, algo de alivio me permiten.
Que Dios te guarde y cuide, María, bendita seas siempre.