Recuerdo aquellos 27 del mes en los que tenía ilusión, en los que tenía esperanza... Ya quedan muy atrás, ya los 27 son sólo un día más del mes, sin más.
Recuerdo aquel primer 27 de abril, recuerdo verme mirando desde fuera hacia el interior del templo, recuerdo mirarme la mano derecha, recuerdo preguntarme qué me había pasado para que una parte de mi cuerpo hubiera actuado sin una orden pensada previamente por mi cerebro, sino de forma espontánea, completa y totalmente impulsiva. Recuerdo darme cuenta, a los pocos instantes, que me había enamorado de ti, María.
Recuerdos, ya sólo queda eso, además de un corazón destrozado e inhábil para enamorarse más, agotado y hastiado, y que a pesar de todo eso, sólo se acuerda de ti, María.
Que Dios os guarde a todos los tuyos y a ti, y sobre todo, que tú estés bien, María, que lo pases muy bien y que te vaya muy bien, bendita seas siempre.