Como si siguiera siendo ocho de agosto, sigo pensando en ti, acordándome de aquel 8 de agosto de 2008.
Mientras otros se emocionan pensando en mujeres en biquini, paseando por la playa, yo tengo ese recuerdo de verte venir (aunque por una acera), hacia mí, con aquel fondo de arena y mar, pero con una camiseta negra, unos pantalones grises medio rotos... Y unas botas negras. Lo más antiplayero que se puede imaginar, pero eras tú y venías subiendo aquella curva en cuesta hacia mí, para encontrarte conmigo.
Unos momentos que aún me emocionan al pensar en ellos. Sólo volví a pasar una vez por esa curva y hace tres años, estuve muy cerca, contigo, con esa hermosa realidad soñada que eres. Pero ya está, me sigo quedando con esa bonita emoción de verte acercarte a mí. Bendita seas siempre, María, ojalá que te vaya muy bien.