Porque te quiero, te dejé tranquila, María. Cierto es que rompiste el único pequeño e incluso inesperado puente para mí, pues verdaderamente, ni pensaba que te llegaran esos vídeos graciosos de gatos y perros. Tras dos años, quedó claro que sí lo recibías al bloquearme. El último puente que, inesperadamente, me quedaba, se rompió.
Pero no soy de esos que acosan, que agreden, que dicen "eres mía o para nadie"... No, yo no soy así, soy cristiano católico, civilizado, respetuoso y tolero la libertad, igual que quiero que se respete la mía.
Te querré hasta el último de mis días; sufriré en mi interior haberte perdido. Es lo que hay. Mis mejores deseos para todos los tuyos y para ti en la nueva semana, María, bendita seas siempre.
