Es curioso como vuelvo a pensar en un 27 de mes. Y este tiene algo de especial, porque recuerdo que, para ti y una de tus parejas, el día especial era un 20 de septiembre, en el que, por primera vez, os besasteis. En mi vida no existió un día así, ninguna se ha molestado en que tuviera un día así y sólo tú fuiste la que estuviste más cerca, aquel 30 de junio, porque tú lo quisiste así, por el capricho que yo supuse para ti en aquel mismo año 2008.
No me dejo de repetir lo que tú misma me dijiste, que sólo fui un capricho para ti y, sin embargo, este pasado domingo 22, mi corazón volvió a latir por ti. No con la misma fuerza de años atrás, no con esa intensidad agobiante y atronadora, pero sí latía más fuerte y rápido al verte, quizá sólo por lo que tú supusiste en mi vida, por toda esa emoción y pasión, todos esos sentimientos que conlleva verte, aunque sea de lejos y por unos instantes. Y que es así, sólo por ti, desde hace 16 años y 5 meses. Sólo por ti.
En fin, estoy demasiado triste como para seguir escribiendo. Si llego, te felicitaré el nuevo año, brevemente y por escrito, sin esperar nada, porque sé y siento que nada hay para mí. Pero tú sigues siendo tú, María Tengoku, que Dios te bendiga, guarde y cuide siempre.