Me gustaba mucho desearte una feliz noche de viernes, mientras pude; aunque yo no estuviera en ellas, era una forma de estarlo, virtualmente. Y aún te las sigo deseando por este medio, tan lejano y desconocido para ti. Quizá al final de este mes te lo escriba y, si alguna vez me quieres volver a buscar, que me encuentres primero por aquí. No sé, ya veremos cómo soplan los vientos.
Mientras, que tú disfrutes mucho de esta noche de viernes, del fin de semana, de lo que resta del mes de agosto y del verano. Ojalá que así sea, aunque yo no lo sepa. Que disfrutes mucho, María Tengoku.