Hace dos días y medio, la pasada nochebuena, te envié un mensaje vía correo electrónico, sencillo y breve, sólo para desearte que seas muy feliz en el próximo año.
Me acuerdo tanto de esa última vez contigo, hace dos años, llevándote en la Nochebuena de 2022...
En fin, optaste por la indiferencia, razonable y lógicamente; gracias porque, en el 2021, me escribiste que me tenías cariño y aprecio. Pero lejos de lograr que lo aumentaras, hice que lo perdieras. Así es mi vida, ya estoy cansado. Nunca verás estas líneas, porque sólo te las mostraría si quisieras que volviera a ser algo en tu vida... Pero la indiferencia es el verdadero y único enemigo del amor, porque hasta el odio significa sentir algo. La indiferencia es que no sientes nada. Pero entiendo y comprendo que sea lo que te pasa conmigo. Lo entiendo.
En cualquier caso, y como me repito una y otra vez, que seas tú muy feliz, María.