Hoy hace dos meses de la última vez que te vi, aunque fuera de lejos y con 200 personas en medio, pero al menos, te veía con mis propios ojos. Estabas radiante, como eres. Fue un fin de semana muy hermoso, porque, con las mismas circunstancias, te pude ver dos veces, también el sábado por la tarde. Fue una bonita despedida... ¿Para el verano o para siempre? Me lo sigo preguntando.
Tú a mí me has olvidado; yo a ti, no puedo olvidarte, no tengo forma. Gracias, muchas gracias, infinitas gracias, porque tus ojos fueron los únicos que me han visto en toda mi vida, los únicos que me han mirado, los únicos que se han molestado en dirigirse hacia mí. Sé que para ti es pasado, que ya no te acuerdas, que no te importa, ni te interesa, pero para mí sigue siendo algo tan único en mi vida...
Que Dios os guarde y proteja a todos los tuyos y a ti, María Tengoku, bendita seas siempre, feliz fin de semana vivas.