sábado, 26 de abril de 2025

Domingo, 27 de abril...

Domingo, 27 de abril, de 2025, primero de Pascua. Es difícil encontrar alguna otra hora que me cambiase tanto la vida como la de aquel domingo, 27 de abril, de 2008, Domingo de Resurrección.

Ninguno de los dos teníamos que estar allí. Y tú te sentaste al lado mía. Y yo te sentí como nunca te había sentido como nunca antes. Quizá el ambiente me hizo un efecto que me fue imposible resistir, tanto que me rendí para siempre, que no pude más. Que no pude dejarte marchar, sin que me dieras aunque fuera un beso de despedida en las mejillas. Lo que fuera, por tenerte un instante más.

Ni antes, ni después, he vivido algo tan intenso como ese momento, en que mi mano derecha actuó inconscientemente, para no dejarte marchar, para pedirte un instante más. Aun me veo, mirando aquella puerta, perplejo, sin entender lo que había pasado, tratando de comprender cómo mi mano actuó sin una orden cerebral clara, sino por impulso, por instinto. Y me di cuenta de que me había enamorado, por última vez en mi vida, porque ya son 17 años y este sentimiento nunca ha podido se ha reactivado con otra mujer, sólo contigo. Únicamente contigo.

Que estés muy bien, María Tengoku, que Dios te bendiga, guarde y cuide.

Dios te bendiga

A pesar de mi confianza en Dios, a pesar de mis oraciones, de mis esfuerzos, no pudo ser. Allí estabas tú. Y ya estaba avisado de que estuvi...