Parece que te has puesto contenta, María Tengoku... Tras librarte de mí.
Tras un puñado de meses, has vuelto a compartir una foto tuya y hasta con sentido del humor, algo que hacía tiempo que no veía. Mi mensaje te lo envié el sábado por la noche, así que has tenido tiempo de verlo y de saber que ya me alejo del todo. En fin, si alguna vez has pensado que he podido ser algo malo para ti, es que nunca me conociste o que te olvidaste de mí por completo. Yo también sigo siendo el que soy, sólo que sí estoy más viejo, esa es mi única verdad. Yo no he variado (salvo en los temas físicos, insisto), y sé que tú tampoco.
Ya no sabré ni qué buscabas, cuando contactaste conmigo, cuando fuiste la que me envió ese mensaje a principios de 2021 y luego me permitiste expresarme con libertad.
No lo sé, sólo espero que te vaya bien; ya no me podré ofrecer a hacer algo por ti, porque me has dejado muy claro que no quieres saber de mí. En fin, la vida.
Que Dios os guarde y cuide a todos los tuyos y a ti, María Tengoku, bendita seas siempre.
Hola, Little C, ya no te conoceré, pero quiero desearte todo lo mejor para tu vida. Me encantaba lo que me contaba tu tía, la maravillosa y fascinante María Tengoku, de ti. Me encantaba saber cómo le dabas vida y, por tu corta edad, aún le seguirás dando. Espero que tu tía te siga enseñando muchas cosas bonitas y te instruya, si lo necesitas, de sus conocimientos especiales para la vida.
Me he acordado en estos últimos años mucho de ti, Little C, para pedir por ti, porque deseo que te vaya muy bien en la vida: que, como ocurrirá, tus padres y demás familiares lo den todo por ti; que tomes buenas decisiones y aciertes con tu vocación; que tengas amigos y seres queridos que te ayuden a hacerte más plena, y a que crezcas con sabiduría y conocimientos verdaderos; que te vaya muy bien en todo lo que emprendas y lo que quieras vivir. Yo, ya sé que no podré compartir ningún momento contigo, que no podré conocerte, pero no por ello te quiero desear todo lo mejor.
Recordaré por mucho tiempo (probablemente, toda mi vida), cómo hacías correr a tu hermosísima tía persiguiéndote por la casa. Yo ya no lo viviré, pero al menos, seguirá en mi recuerdo.
Que Dios guarde y cuide a todos tus seres queridos, como a Little C, y a ti, María Tengoku, hermosa y fascinante María Tengoku, bendita seas siempre.
Ayer cayó el último puente; ayer descubrí que has bloqueado el envío de mensajes privados por esa red social, camino por el cual sólo te enviaba vídeos graciosos o simpáticos y al que nunca me respondiste. Lo hacía por tradición; pensaba que no los veías, que no te llegaban, que te daban igual... Por eso lo seguía haciendo, porque creía que no había mal en ello, hasta que me encontré el bloqueo.
Hoy, 29 de octubre de 2023, ya este blog cambia también, aunque seguirá existiendo. Anoche me despedí de ti; desde hoy, en este blog ya no habrá imágenes y todas las letras serán de color negro (antes ponía ese color morado purpúreo porque, al menos durante un tiempo, era tu color favorito).
El sentido de desahogo de este blog no va a variar: seguirá siendo para desearte todo lo mejor en el futuro; para hablar de pasado, sin datos concretos; y para algún comentario presente, de algo que me llegue o que quiera expresar. Sin más. Escribir es relajante y ya es sólo lo que me queda.
Que Dios os guarde y proteja a todos los tuyos y a ti, María Tengoku, bendita seas siempre.
He leído que, en tu localidad, hay varias actividades prehalloween organizadas por la corporación. Espero que, en en estos días, te vaya muy bien, que lo pases bien y lo disfrutes y si, como en años anteriores, te sirve para trabajar, pues que te ganes un dinerito que te sea muy útil para tu vida. Tú ya sabes que por ahí no me verás y, de todas formas, tampoco me vas a echar de menos, así que no hay problema.
Que tengas un estupendo fin de semana, María Tengoku, que te resulte muy rentable y propicio. Mañana, seguramente, sabré si lo estás aprovechando de esa forma, si no te veo.
Entre 2008 y 2020, los días 27 fueron un misterio. Un misterio que siempre reflejaba aquellos momentos del 27 de abril de 2008, donde ni tú, ni yo, teníamos por qué coincidir, pero coincidimos. Donde tú podías tomar cualquier decisión (yo tenía mi sitio fijo), pero decidiste sentarte a mi lado. Todo empezó con toda la naturalidad normal y terminó, conmigo, sólo pensando en ti. Con esa tristeza por cada vez que te veía irte; por esa necesidad de seguirte sintiendo cerca; por ese amor mío, tan profundo, sincero y leal, hacia ti. Por tantos sentimientos y emociones como se despertaron en mí. No pasó algo, nunca pasó algo; lo sé, soy consciente y, a la vez, para mí, pasó más que con ninguna otra en mi vida; sólo tú te has sentido a gusto a mi lado, sólo tú me has hecho sentir a gusto contigo.
Llegaron 2021 y 2022. Todo ilusión, todo alegría, todo esperanza, todo buscar qué hacer para que estés feliz, para que te sientas bien, para que estés contenta, para ilusionarte, para animarte, para alegrarte, para apoyarte, para consolarte, para permanecer junto a ti... Todo lo que se me ocurría, todo lo que podía. Y los 27, buscaba hacerte sentir aún más especial.
Pero ya 2023 es todo tristeza, pena y amargura. Ni tan siquiera sé si estos diez días 27 que van ya, me he acordado de aquel primer día 27. Sinceramente, creo que no, que la tristeza ha podido más que yo. Y ya es para lo que me resta de vida.
Que tú seas muy feliz, María Tengoku, en esta noche de viernes 27 y siempre; ojalá que la pases con alguien muy especial para ti y que tú seas muy especial para esa persona. Feliz noche de viernes, María Tengoku, feliz fin de semana tengas, bendita seas siempre.
Como compartiste ayer en tu red social más clásica, me alegra que te siga gustando dar abrazos, que lo sigas sintiendo como una fuente de dar amor, de dar vida y alegría, sin más, sin que signifique más y sin esperar algo a cambio. Espero, confío y deseo que tengas a quien seguir abrazando, a quien seguir sintiendo y que te sigan sintiendo a ti.
Yo ya no soy merecedor de tus abrazos, ya he perdido ese privilegio. Qué le vamos a hacer, así es la vida. Los echaré mucho de menos; los echaré de menos toda mi vida. Es lo que hay.
El único consuelo que me queda es seguirte escribiendo a final de mes, porque sólo me queda ese comodín, "agarrarme a ese clavo ardiendo", de que tú, ni por escrito ni de forma oral, me has prohibido comunicarme contigo.
Ya queda poco, ya queda menos. Que Dios os guarde y cuide a todos los tuyos y a ti, María Tengoku, bendita seas siempre.
Ya ansío poder verte o, mejor escrito, tratar de poder verte, aunque sea de lejos, con 200 personas de por medio y unos instantes. Lo que sea, sólo por saber de ti, aunque sea sólo que estás viva, que te sientes a gusto con lo que estás haciendo y que sigues con tu vida. Hasta yo me sorprendo de con lo poco con que conformo, pero es que se trata de ti, único ser fascinante y distinto en mi vida a todo lo demás, sólo comparable contigo misma, y aunque ya no quieras saber de mí, ni que te comuniques conmigo, sigues siendo tú.
Ya hace semanas que no compartes fotos tuyas en tus redes y apenas compartes algo de tus recuerdos en tu perfil. Hasta miro en el servicio de mensajería, por si estás conectada; lo hago varias veces al día, pero nunca te veo. O me tienes bloqueado, o usas un modo oculto de esos que hay, para que nadie sepas que estás conectada. Yo, desde luego, no te molestaría, tan sólo quiero saber que sigues con tu vida, nada más.
Que te vaya muy bien en esta nueva semana, que Dios os guarde y proteja a todos los tuyos y a ti, María Tengoku, bendita seas siempre.
Hoy, en vez de intentar verte, te escribo. Hoy me resulta difícil marchar allá donde probablemente estés, por la climatología y, porque, mi verdad, me encuentro un poco triste y melancólico. No puedo añadir más sufrimiento, a pesar de la alegría que me supone verte, aunque sea de lejos, con 200 personas en medio. Pero hoy, puede más la tristeza, pensar que, si necesitaras desplazarte, no recurrirías a mí, no me tendrías en cuenta para evitarte problemas. Estando como estoy, duele mucho pensarlo, sentirlo y saberlo.
Te escribo mientras, insisto, si estás donde pienso que estás, tú estás cantando y espero que te haga sentir muy bien, tan bien como más de una vez me dijiste, que hasta lo necesitabas, a pesar de todo lo que perdiste en ese espacio. Pero tú eres tan única como eres.
Que vuelvas a casa sin problemas, que no te moleste la lluvia ni el viento, y que pases una magnífica tarde de domingo, con actividades, con descanso y/o con seres queridos, María Tengoku, bendita seas siempre.
Que goces mucho de tu noche de sábado, María Tengoku, que te sientas muy feliz, que te sientas muy a gusto, que te sientas muy contenta. Que lo pases muy bien con quien estés, que si puede ser, estés con alguien que sea especial para ti y tú seas especial para esa persona. Y de todas formas, que tengas muchos pequeños grandes momentos felices.
Mañana domingo, lo más seguro es que no trate de ir a verte. Si, como se anuncia, habrá fuertes lluvias, no puedo arriesgarme. Y lo que es aún peor: aunque me necesitaras para desplazarme, no recurrirías a mí, porque no existo, así que, no tiene sentido realizar ese esfuerzo y ese riesgo, sólo para seguir sufriendo. Tendrá que ser en otra ocasión más favorable.
Que disfrutes mucho de tu domingo, que te vaya muy bien y tú te sientas muy bien con lo que decidas hacer. Feliz día del Señor tengas, que Dios os guarde y cuide a todos los tuyos y a ti.
Estoy centrado en pensar qué te escribiré a final de este mes. Sea lo que sea, quiero que mi agradecimiento vaya por delante. Contigo he aprendido lo que me pasa: que valgo nada, que soy nada, que tengo nada. Si la única mujer que sintió algo por mí, aunque fuera un encaprichamiento, pasó a ignorarme, es que todas las demás tenían razón: valgo nada, soy nada, tengo nada. Ya lo he comprendido, ya lo entiendo, ya no me pregunto por qué, ya lo tengo claro. Y es gracias a ti, muchas gracias por el tiempo que me dedicaste, gracias por el tiempo que me atendiste, gracias por el tiempo que me soportaste; tú te mereces todo lo mejor que te pueda pasar, gracias por la paciencia que tuviste conmigo, a pesar de ser nada. Gracias por ser la única mujer que me dio cariño.
Que disfrutes de tu noche de viernes, María Tengoku, estés donde estés y con quien estés; si es con una persona especial para ti y que tú seas especial para esa persona, mucho mejor. Bendita seas siempre, que Dios guarde a todos los tuyos y a ti.
Porque en este blog no sólo quiero hablar del pasado y del presente, sino que también quiero expresar buenos deseos para el futuro. Ya que no puedo escribírtelos, ya que no puedo decírtelo directamente, al menos, que se quede aquí por escrito.
Que la alerta naranja, por riesgo de lluvia y de viento, que se anuncia para este jueves 19 de octubre, no os afecte ni a los tuyos, ni a ti, María Tengoku, que estéis tranquilos y a gusto en vuestros hogares o donde tengáis que estar, pero sin que pase algo que os pueda dañar o causar problemas. Que la tarde sea relajada y sosegada; ojalá que llueva, que nos hace mucha falta, pero sin que provoque mal alguno.
Que Dios os guarde y cuide a todos los tuyos y a ti, María Tengoku, bendita seas siempre.
Llevo ya muchos días preguntándomelo, María Tengoku, puede que semanas, quizá incluso meses. ¿Cuándo te quitamos tu alegría, María Tengoku?
Y me incluyo, aunque ya sabes que yo no he sido alguien realmente importante en tu vida; más bien, alguien negativo, pues a la vista está que ha tenido que ser por eso que me has apartado de tu vida.
Llevo contemplando esa foto estos últimos tiempos, porque recuerdo que te tapaste la cara llorando de alegría. Esa no es una foto de tristeza, sino una foto de exagerada alegría (no sé si felicidad), riendo, carcajeando, estando contenta. Tanto como para taparte la cara. No recuerdo el porqué, seguramente, una cadena de coincidencias, pero sí recuerdo que ese gesto era por taparte la cara de risa. Y por supuesto, también recuerdo el sitio.
¿Cuándo te quitamos tu alegría, María Tengoku? Seguramente, ha sido un proceso, una consecución de penas, de desgracias, de adversidades, de problemas, que te han ido derribando y hundiendo, hasta llegar a un presente en el que tienes que disimular tu estado real. Yo deseo que puedas remontar, que puedas volver a ser como eres, con esa alegría, con ese optimismo, con esa vitalidad que hay en todo tu ser. Ojalá que sea así, ojalá que hasta me equivoque y ya estés así, aunque yo no lo sepa. Que así sea, que seas muy feliz, aunque yo no lo sepa.
Que Dios os guarde y cuide a todos los tuyos y a ti, María Tengoku, bendita seas siempre.
Ayer me equivoqué en algo que escribí, me doy cuenta, pues no es verdad que "el sentimiento de agradecimiento impera en mí", no, hay algo aún más poderoso que, creo, me sigue llevando a cambiar de pueblo los domingos. Sí, es algo que conozco desde hace 15 años y que sólo siento por ti: ese ansia de estar contigo, ese ansia de saber de ti, ese ansia de sentirte... Ese ansia que, ahora, sólo se puede conformar con saber que estás viva.
No me late el corazón como estos dos años atrás, pensando que voy a verte, porque es sólo eso: voy a verte, sin poder estar cerca de ti, sin poder saber de ti, sin poder sentirte. Pero ese ansia sigue ahí, como la recuerdo del 30 de junio de 2008, aunque entonces fue muchísimo más emocional que ahora, que es como un instinto, algo muy dentro de mí.
No sé por cuánto tiempo seguirá ese ansia conmigo, pero sí tengo claro que está ahí, con mi agradecimiento hacia ti, y con esos deseos que, eso sí, parece que se han vuelto a dormir, porque no tienen nada que hacer.
Que Dios os guarde y cuide a todos los tuyos y a ti, María Tengoku, bendita seas siempre.
Hoy llegué tarde y, mi verdad, primeramente, no te vi. Por unos instantes, pensé que este puente (el jueves fue el festivo 12 de octubre), te habría llevado a tu lugar vacacional o a otra parte. Pero sí, acabé viéndote, acabé sintiéndote (aunque fuera de lejos), en el único sitio en el que puedo hacerlo: el templo, con 200 personas en medio, pero pudiéndote contemplar, en ese espacio, precisamente, en el que me di cuenta de que me había enamorado de ti.
Aún me sigo preguntando qué te lleva ahí; qué haces allí si, realmente, aquello no te importa, ni lo vives. No lo niego, me encanta esa mezcla de fantasía y realidad: la realidad eres tú, que eres una persona; la fantasía es la extrañeza de poder verte, en un lugar del que se fueron todos los tuyos y sólo quedaste tú. Y aún sigues ahí.
Puedo verte, puedo ver tu hermosura, puedo verte en tu mundo, en tu universo. Estás, pero, a la vez, no estás. Como cuando habló el seminarista, al final, y tú estabas leyendo y medio ensayando, pues hasta, mientras estaba sentada, te veía mover las manos. No te entiendo, no te comprendo y, sin embargo, te quiero como si todo tuviera sentido, como si todo fuera una única verdad, porque tú estás presente.
No fuiste a comulgar y, eso, en tus palabras, significa que ya lo has hecho antes, en la misa anterior. Qué cosas, llevas aquí algo más de dos horas. ¿Qué te lleva a estar tanto tiempo en el templo? ¿Cómo es posible?
Y a veces, te veía agachar la cabeza hacia tus papeles; extrañamente, no sé si mi vista me engaña, veo esos rizos tan tuyos, tan fuertes y potentes, como si no hubieran pasado 15 años. Como si tú siguieras siendo plenamente tú misma.
Me río conmigo. Por un momento, veo una chica que se parece a ti... Te busco hasta sabiendo que tú estás allí: la única, la auténtica, la fascinante. Creo que te vuelvo a echar de menos, como antes de 2021. Ciertamente, mi pasión por ti se ha venido abajo; no sé si se ha vuelto a dormir. No me late exageradamente el corazón, creo que no quiere sufrir inútilmente. El sentimiento de agradecimiento impera en mí, pues me has demostrado lo que verdaderamente soy: Nada. Y sin embargo, está claro que no has querido hacerme daño, porque me lo podrías haber hecho (y aún puedes), y muchísimo.
No sé, María Tengoku, me resulta increíble que aún pueda verte. Al menos, tengo la seguridad en mí mismo de que no me acercaré a ti, si no eres tú la que me lo pides. No me importa esa pena, esa tristeza, esa amargura; comprendo que es así la vida y que, eso sí, yo no te voy a hacer daño por querer hacértelo. Aunque mis palabras y mis actos se puedan malinterpretar, sé que soy y que procuro ser una buena persona, amable, gentil, cortés y honrado.
Ya sólo me queda el templo. Ojalá que te vuelvas a animar a compartir fotos tuyas en tus redes sociales, para poder verte algo más.
En fin, que tengas una estupenda semana nueva, que Dios os guarde y proteja a todos los tuyos y a ti, María Tengoku, bendita seas siempre.
En esta entrada del blog número 101, pues darte las gracias por todo lo que has aportado a mi vida: el porqué no le gusto a ninguna mujer, pues no tengo nada que ofreceros, no soy nada, ni valgo nada. Es mi verdad; tú me lo has demostrado, la única que se ha interesado por mí y, dos veces, te has aburrido de mí. No sólo una, sino dos veces, en 2008 y en 2022. No valgo ni como amigo, no valgo como alguien útil para una mujer. No sirvo como compañero; no valgo como pareja y, ya, encima, soy viejo para todo ello. Gracias, María Tengoku, por abrirme los ojos y mostrarme mi realidad.
Frente a todo eso, yo te deseo desde lo más profundo de mi corazón, que tengas una espléndida noche de sábado, que la goces todo lo posible con quien estés y que sea sólo el principio de un magnífico domingo para tu vida y para ti. Feliz día del Señor tengas, María Tengoku, bendita seas siempre, que Dios os guarde y cuide a todos los tuyos y a ti. ¿Podré verte? No lo sé, lo intentaré, pero ya sabes, guardando las distancias y con 200 personas alrededor.
Que tus hermosísimos ojos luzcan y reluzcan en esta noche de viernes, que brillen, que deslumbren, que sean fulgor para los que estén a tu alrededor y para ti. Que disfrutes mucho con quien estés y que quien esté contigo disfrute también. Y si esa persona es alguien especial para ti y tú eres especial para esa persona, mucho mejor. Que sea para infinitas noches de viernes más así.
Feliz fin de semana tengas, María Tengoku, que Dios os guarde y cuide a todos los tuyos y a ti, bendita seas siempre.
Eres muy normal, María Tengoku, eres muy sensata, estás muy cuerda, eres muy centrada, eres muy normal. La locura sería que me quisieras, la locura sería que quisieras que estuviera contigo, la locura sería que me dejaras estar contigo, la locura sería que me permitieras estar contigo. Todo eso sí que sería locura, todo eso sí que sería diferente, todo eso sí que sería especial, para ti y para mí.
No guardo esperanzas, lo sé y lo siento en mi interior. Y sin embargo, soy incapaz de pensar en dejar de quererte, por la sencilla razón de que se trata de ti, de tu hermosura, de tu universo, de todo tu ser. de lo bellamente fascinante que eres. Te quiero, te seguiré queriendo hasta el último día de mi vida, sin esperanza. Bendita seas siempre, María Tengoku.
Hoy te has definido como "sólo un poco diferente", en tu red social. Para mí, sí fuiste muy diferente, cuando me apreciabas, cuando me estimabas, cuando me tenías en cuenta en tu vida. Para mí eras muy, muy, muy especial, única, distinta, incomparable (salvo contigo misma).
Por desgracia, para mi pena, para mi amargura, para mi tristeza, ya no eres diferente de las demás: todas me despreciáis, me ignoráis, me rechazáis, me obviáis, pasáis de mí. Fuiste diferente, muy diferente, inmensamente diferente a todas las demás, pero ya no.
Sé que cometí muchos errores, María Tengoku, contigo, lo sé. En este aspecto, sólo tengo la tranquilidad de que los primeros errores fueron tuyos, al fijarte en mí, al encapricharte conmigo. Por eso es que mi conciencia está tranquila, porque no fui yo el que empezó todo esto.
He escrito que fuiste "especial, única, distinta, incomparable"... Pero no puedo poner que fuiste fascinante, porque lo sigues siendo, porque, para mí, esa palabra es la que mejor te sigue definiendo, aunque ya no sientas nada por mí. Porque yo te sigo queriendo, a pesar de todo, a pesar de que seas imposible (otra vez), para mí. Te sigo y te seguiré queriendo, porque eres la única en toda mi vida que me ha hecho sentir como me has hecho sentir tú, aunque no pasara nada realmente.
Que Dios os guarde y cuide a todos los tuyos, María Tengoku, bendita seas siempre, que seas muy feliz. Aunque sea sin mí.
Fue pacificador verte volver sola este domingo. Si de alguna forma te afectó mi error del pasado 29 de enero, está claro que ya se ha solventado y ya es pasado para ti. Así también es tranquilizador para mí, porque no volveré a cometer ese error. Ya te lo escribí y lo mantendré el resto de mi vida, dure más o dure menos.
Me alegro de que sigas con tu vida, a tu aire, en tu universo. Que Dios os guarde y cuide a todos los tuyos y a ti, María Tengoku, bendita seas siempre.
Hoy domingo no pude llegar antes; hoy domingo tenía tareas ineludibles. Pero además, tenía que entregar un sobre, tenía que ir y entrar. Además, cuando ya había salido la mayoría de la gente, por la única entrada disponible, en el momento en que sueles salir tú. No esperé en ningún momento, aunque sí me encontré a cuatro personas, dos matrimonios, que me entretuvieron un minuto. El minuto justo, para no coincidir contigo, para evitarte que tuvieras que mirar para otro lado o mostrarme un gesto de indiferencia, o evitar hacerte sentir incómoda.
Sin embargo, el minuto para yo verte, para saber que hoy, por primera vez en este curso, sí estabas ahí. Para, en este día caluroso, verte salir con esa camiseta negra sin mangas, pantalones vaqueros y zapatillas amarillas (o color homologable). El minuto justo para ver marchar tu hermosura, cruzar el paso de cebra y marchar andando por la avenida y poderlo ver desde mi perspectiva, en este caso, totalmente en el frente, aunque, a través de los árboles. No importaba el tiempo que yo perdiera en esa situación; lo importante era poder contemplarte en esos momentos. Me daba igual el mundo; aunque fuese de lejos, sin poder acercarme a ti, lo importante eres tú.
Yo no sabía si tú estabas o no; yo tenía que entrar hasta el fondo del edificio, y ni pude llegar antes, ni podía tardar en hacerlo más. Dios quiso que parara ese minuto para no coincidir contigo, Dios ha estado grande conmigo y estoy alegre. Bendito sea Dios, bendita seas tú, María Tengoku.
Cuando termine de escribir este texto, serán algo más de las dos de la mañana, de la noche del sábado al domingo. Y me sigo imaginando que estás bien, que estás gozando en esta noche, aunque sea de tu merecido descanso, pero también pienso que, si estás con alguien, espero que sea lo mejor para ti, que tú seas especial para esa persona y esa persona sea especial para ti. Y si estás con más gente, pues que estés aún mucho mejor.
Aunque estoy en muchas tareas, necesito dedicarte algo de tiempo; algo en mí sigue necesitándote, aunque a ti no te importe. Es curioso lo que son los sentimientos, las emociones y las pasiones; no las rechazo, tampoco se imponen a mí, pero las necesito en mi vida y que formen parte de ella, aunque mi amor por ti no sea correspondido y ya ni exista comunicación.
Espero, confío y deseo que estés bien, María Tengoku, que tengas un feliz domingo y que bendita seas siempre. Que Dios os guarde a todos los tuyos y a ti.
Empiezo a escribirte a las 04:00 h. de la mañana; no por juerga, ni por fiesta, sino por actualizar contenidos. No sé si aún estarás despierta, disfrutando de la vida o dormida como un tronco. Por eso creo que, mejor en este momento, te deseo que tengas un estupendo sábado, María Tengoku, que todo lo que tengas planeado te salga muy bien. Que Dios os guarde y cuide a todos los tuyos y a ti, María, bendita seas siempre. Dulces sueños, provechoso descanso y muy óptimo despertar tengas.
Cuatro de octubre, hoy es un día destacado para tus familiares. Espero que lo podáis celebrar, ya sea hoy, o el fin de semana siguiente, o que la lo hayáis celebrado el anterior, pero que haya sido una ocasión especial de encuentro y de disfrutar del ambiente familiar con alegría. Ojalá que así haya sido.
Ojalá que tus ojos hayan brillado de alegría, ojalá que tu corazón haya latido contento, ojalá que hayas sonreído mucho y bien. Yo, aunque, podría felicitar, no me entrometeré, pues sé que, no siendo algo para ti, tampoco lo soy para ellos. Es lógico y me reservo sólo para fin de año; es lo único que veo apropiado para felicitar. En lo demás, soy la nada.
Que Dios os guarde y cuide más aún en este día especial a todos los tuyos y a ti, María Tengoku, bendita seas siempre.
Hoy ha sido un día de encontrarme mujeres guapas por doquier: mujeres atractivas, mujeres atléticas, mujeres voluptuosas, mujeres guapas, mujeres sugerentes, mujeres llamativas, mujeres atrayentes... Sé que influyen varias cosas, como que ha hecho mucho calor, tema hormonal y, sencillamente, causalidades. Ha sido un día de mujeres guapas, cosas que ocurre de vez en cuando.
Pero en mi corazón sólo estás tú, María Tengoku, tú eres la más hermosa, la más atrayente, la única especial, la única fascinante. Que Dios os guarde y cuide a todos a los tuyos y a ti, María Tengoku, bendita seas siempre.
Ayer te ponías como "loca" en tu perfil en red social. No soy tonto, sé que va en el sentido de aprovechar de la vida, de sentirse feliz, de disfrutar, de ver la vida de otra manera más positiva... No es una locura de enfermedad mental.
Sí estarías loca, pero como enfermedad mental, si tú me quisieras, si estuvieras enamorada de mí, si sintieras amor por mí, si quisieras que estuviera contigo y tú quisieras estar conmigo. Eso sí que sería de loca, de atar, de enfermedad mental. Pero no, tú eres una persona muy cuerda, muy sensata, muy sencilla, y por eso me gustas tantísimo.
Yo sí estoy loco por ti, aunque tampoco es una enfermedad mental; no te acoso, no te presiono, no te exijo, no me impongo. Porque, sencillamente, te quiero, pero la vida es así, la vida es como es. Que Dios os guarde y cuide a todos los tuyos y a ti, María Tengoku, bendita seas siempre.
Domingo, 1 de octubre, el otoño llegó y no estabas tú. Ya es la segunda semana... Y me pregunto: ¿Será el pasado 25 de junio la última vez que te he visto en mi vida? Estaban todas las demás mujeres, incluso la que muchacha que se incorporó el año pasado, pero no estabas tú. No ha llovido, sino que ha hecho bastante sol bastante calor... Y no estabas tú.
Ojalá que sea por un buen motivo, porque estás disfrutando donde quiera que sea, porque estás con tus familiares o con seres queridos, porque estás bien en otro ambiente, porque estás trabajando o porque ha surgido algo en tu vida que te hace feliz y te importa muchísimo, y ya no necesitas cantar. Ojalá que sea por algo muy bueno; yo no lo sé, sólo sé que no estabas tú.
Que tengas un estupendo nuevo mes de octubre, María Tengoku, que os vaya muy bien a todos los tuyos y a ti, que Dios os guarde y cuide, y tú, María Tengoku, bendita seas siempre.